La segunda oleada de coronavirus enfrió las expectativas de un comienzo sólido y fuerte para el 2021. La mayoría de los estados con un alto porcentaje de captación del PIB en el país implementaron controles más estrictos el año pasado, pero la creciente tasa de contagios y mortalidad por el coronavirus hizo que se extendieran estos controles hasta enero.
Podemos ver que en la Ciudad de México y en cuatro estados más –que son los que aportan hasta el 34% del PIB nacional–, la actividad económica enfrenta restricciones más severas que en otros estados del país. Sin programas sólidos, estos estados se ven afectados por la falta de estrategias adecuadas que les permitan sobrellevar los estragos de la pandemia. Esto nos presenta un comienzo de 2021 más débil de lo esperado, pero lejos del impacto visto en el segundo trimestre de 2020.
La inflación cerró en el 2020 con un 3.2%, cerca del objetivo de 3.0 % de Banxico, debido a descuentos agresivos y precios bajos de alimentos frescos. Esperemos que la holgura de la economía mantenga la inflación general de fin de año en torno al 3.3% . Sin embargo, la inflación subyacente sigue siendo notoriamente alta debido a los efectos de la pandemia, sin contar con las condiciones climáticas más adversas que afectan la agricultura, el aumento del 15% del salario mínimo y la actualización de impuesto que añaden un alto riesgo a la economía.
AMLO, sin embargo, dice que el fortalecimiento del peso a 19.9 frente al dólar a fines de 2020 y la inflación general, están dentro de la meta que brinda un espacio para una economía relajada y moderada.
La falta de estímulo fiscal integral y la recaudación de impuestos excesivamente entusiasta, mantuvieron en marcha la promesa de AMLO de un presupuesto equilibrado para 2020. Sin embargo, esperamos un deficit de 0.5% este año a causa de un gasto mayor previo a las elecciones del 2021 y, sobre todo, por el agotamiento de los ingresos extraordinarios.
Resumen del pronóstico
El optimismo que rodea a las campañas de vacunación nos lleva a esperar una recuperación lenta. El primer trimestre todavía presentará un descenso en la actividad económica ya que la pandemia sigue presentando nuevos retos: las nuevas cepas del virus en Europa, los retrasos en la distribución de las vacunas; todo esto enlentece la reactivación económica global. Lo que se espera para el segundo trimestre es lo siguiente: si los programas de vacunación se llevan a cabo de forma ordenada, las restricciones más severas que se aplicaron a los estados con mayor captación del PIB podrían aligerarse. Si esto sucediera, la demanda interna podría recuperarse en un 6.9% en el 2021, en contraposición con el déficit estimado del 2020, 11.9%.
Los 5 estados que generan el 34% del PIB presentaron restricciones más severas que otros estados. México podría beneficiar su recuperación económica debido a los vínculos comerciales que tiene. Además, sin restricciones de viaje, el turismo puede ser un medio a través del cual pueda levantar la economía. Se espera un repunte del 10.4% en exportaciones y 6.1% en el consumo privado interno durante el 2021. Las remesas, por su parte, puede que presenten una desaceleración, pero se mantendrán a un nivel suficiente para apoyar ampliamente el consumo.
Situación del entorno empresarial
La falta de estímulos fiscales para las empresas y, en cambio, una recaudación fiscal excesiva, han limitado el impacto adverso en las finanzas públicas. Sin embargo, la austeridad por parte del Gobierno y el desprecio por el sector privado seguirán pesando sobre la confianza y las inversiones empresariales.
La continua erosión institucional y políticas económicas caprichosas evitarán que la inversión se recupere a los niveles esperados dentro del plazo que AMLO deje la presidencia. El pronóstico de recuperación estima un repunte del 11.1%, sin embargo, las políticas internas del actual gobierno frenan la captación de nuevas inversiones extranjeras. Esto podría conducir a un entorno empresarial deprimido.
Es notorio que este es un gobierno de austeridad, y lo que se espera con esto es que la deuda pública bruta en 2021 se reduzca al 56.2% del PIB desde el 57.3% estimado para 2020. Por otra parte, el índice de riesgo económico de México es de 5.0, lo cual lo coloca en un riesgo moderado, en el puesto 65 de 164 y es mejor que el promedio de América.
El riesgo había incrementado debido a las tensiones con el ex presidente Trump y por la impredecible agenda económica de AMLO. Sin embargo, es probable que la relación bilateral siga siendo positiva gracias a las estrechas relaciones comerciales entre México y Estados Unidos bajo el T-MEC y la postura potencialmente menos conflictiva del nuevo presidente Joe Biden. Las decisiones de la administración de AMLO han sido objeto de un intenso escrutinio en su gestión, en particular la cancelación del importante proyecto del aeropuerto, la decisión de renovar el sector petrolero casi desaparecido y el enfoque caprichoso de la planificación de la infraestructura. Además, una respuesta decepcionante del gobierno a la pandemia de coronavirus amenaza con exacerbar las debilidades estructurales. A pesar de esto, nuestro sólido historial de consolidación fiscal y un ciclo económico estrechamente relacionado con los Estados Unidos sugieren que la economía se recuperará una vez que haya pasado la crisis mundial.
Por otro lado, debemos prestar atención a la Reforma de Banxico. La iniciativa del Senado de facilitar el uso de remesas en moneda extranjera podría resultar contraproducente. La ley obliga al banco central a comprar moneda extranjera no rastreada, lo que abre al prestamista de última instancia a sanciones internacionales bajo la regulación contra el lavado de dinero y pone en peligro el libre uso de las reservas internacionales de Banxico. El Congreso mexicano pospuso su revisión para febrero, pero la implementación de la ley podría generar un impacto sustancial en el peso y repercusiones negativas en la calificación crediticia del país.
Todo esto es lo que espera para el 2021: una lenta recuperación económica, intentos de progresar a pesar de la pandemia y sus retos, el ajuste a políticas fiscales y la confianza en que México seguirá recibiendo contratos por inversiones extranjeras para recuperar su estabilidad económica.
Óptica desde la gobernanza y economía